Realidad virtual la pornografia del futuro

La VR (realidad virtual) es ahora una de las nuevas tecnologías sexuales que se abren paso en el porno.

La experiencia del porno virtual

El principio de la realidad virtual en el porno se basa en la visualización de una escena erótica en 3D en la que usted mismo es el personaje en acción. La escena se puede filmar en 360° para conseguir un mayor realismo, pero normalmente se rueda en 180°. Para ver este tipo de porno se necesitan unas gafas de realidad virtual, unas gafas y posiblemente un sextoy conectado a la experiencia virtual.

El aspecto íntimo atrae a los aficionados al porno en realidad virtual. El consumidor tiene la impresión de vivir una experiencia real con su actriz X favorita. Sí, actualmente este tipo de contenido erótico está reservado principalmente a un público masculino. Las escenas están rodadas desde el punto de vista de un hombre que mantiene relaciones sexuales con una mujer. El público femenino y homosexual parece estar relativamente excluido del visionado de porno VR.

¿Sustituirá la realidad virtual al porno tradicional?

Sin embargo, la oferta de pornografía de realidad virtual parece estar en expansión y las filmaciones van en aumento. Se dice que Pornhub tiene más de 7.500 vídeos de realidad virtual compatibles con las gafas de VR. Pero la experiencia tiene algunas limitaciones, y es principalmente visual y auditiva. Para excitar los demás sentidos, sobre todo los íntimos, parece necesario un sextoy conectado, pero no todas las películas porno en realidad virtual ofrecen la experiencia en interacción con juguetes traviesos.

La moda del porno VR existe, pero no sustituirá a la pornografía clásica en un futuro próximo. La realidad virtual en el porno es más bien una categoría: un valor añadido al porno y una experiencia más. Sobre todo, porque el hardware sigue siendo caro (mínimo 300 euros por un casco), así como la producción de contenidos de realidad virtual… Según Gregory Dorcel, «la realidad virtual cuesta más de producir que una película tradicional en 2D… unos 120.000 euros frente a los 5.000 tradicionales».

La realidad virtual también puede ser arriesgada, ya que a veces provoca problemas visuales y auditivos. Y como toda nueva tecnología, también plantea cuestiones éticas: ¿puede la realidad virtual satisfacer el placer carnal en su totalidad y compensar la experiencia real del sexo? ¿Existe el riesgo de que algunos usuarios confundan lo artificial con lo real?

La pornografía clásica parece tener todavía muchos años por delante…

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