¿Tener una relación en Internet? Ya es una realidad. Pero en el caso de la vida de pareja, ¿cuál podría ser el impacto de la infidelidad virtual en la vida real?
«Felación virtual por un euro» o «El 50% de las mujeres británicas están preparadas para el sexo en realidad virtual». Decir que el sexo ya ha entrado en el mundo de la realidad virtual es quedarse corto. Pero, ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de estas experiencias a medida que el mundo virtual se vuelve más y más realista? ¿Podría esto redefinir el concepto mismo de fidelidad?
¿Es Internet un caldo de cultivo para la infidelidad?
Pongamos las cosas claras desde el principio. La infidelidad en Internet no nació con la realidad virtual. Los foros, las redes sociales o incluso los juegos en línea son el caldo de cultivo de muchos asuntos. Un estudio publicado en 2015 explicaba incluso que Internet había hecho la infidelidad más fácil pero también más… adictiva.
«Con la presencia de Internet y las redes sociales en nuestra vida cotidiana, ahora hay más oportunidades de realizar conductas virtuales que pueden considerarse infidelidad en el contexto de una relación (cibersexo, intercambio de imágenes traviesas, coqueteo y citas virtuales)», explican los autores del estudio.
La infidelidad virtual es cada vez más realista
Pero la realidad virtual plantea nuevos retos, como explica el investigador de realidad virtual David Evans en «The Conversation». «La tecnología inmersiva (de la realidad virtual) se basa en la propia idea de presencia, que podría describirse como la impresión de que uno está realmente en el mundo virtual y así se olvida de que no está en el mundo real».
Además, se basa en investigaciones que destacan que las experiencias virtuales suelen ser más intensas que las reales y que los efectos de una experiencia verdaderamente inmersiva duran mucho tiempo después de quitarse las gafas. Así que existe un riesgo real de gritar el nombre de tu aventura virtual durante tu próxima experiencia real.
Humano o robot
Otro aspecto puede ser problemático. ¿Su coqueteo virtual es con una persona de carne y hueso como usted o con un avatar (una entidad virtual generada por ordenador)? En el primer caso, para muchas personas, se considerará una infidelidad. En el segundo caso, ¿Cuál sería la diferencia con usar un sextoy o ver una película pornográfica?
Esta es la apuesta de varios sitios, entre ellos «V3000«, que ofrecen a los usuarios tener una aventura completamente virtual y escapar así de los riesgos muy reales de ser descubierto por su cónyuge. Pero, ¿Cómo se adaptará la sociedad a estos cambios? ¿Lo que hoy se considera la norma seguirá siendo la norma en el futuro? La respuesta llegará sin duda con la democratización de los equipos de realidad virtual.