Una vez que el gran boom del porno chic y su posterior controversia se calmaron, la industria para adultos volvió a la normalidad. Tal vez no tuvo el mismo éxito que las películas más conocidas del género de 1972 y 1973, pero esta producción de los hermanos Mitchell es otro ejemplo de la genuina aspiración de esa época hacia la legitimación del mainstream. En este caso, se trata de una película de época, filmada en 35 mm con un valor de producción moderadamente alto.
Un detalle que suele pasarse por alto sobre esta película es que Sharon McNight dirigió y escribió el guion, lo que la convierte en una de las primeras películas para adultos dirigidas por una mujer, una hazaña muy poco común en 1976, no solo en el porno sino también en el cine en general.
Basada en una novela erótica anónima de 1887 del mismo nombre, La autobiografía de una pulga se desarrolla en Francia, a principios del siglo XIX. Sigue a Belle (interpretada por Jean Jennings), una chica de 14 años que intenta aceptar su floreciente sexualidad y curiosidad. Obviamente, Jennings no era menor de edad cuando filmaron la película, así que tenlo en cuenta para tener una perspectiva menos espeluznante mientras la ves.
La historia está narrada por una pulga muy articulada, que viaja a través del vello de diferentes regiones púbicas y parece intrigada por los eventos que rodean las escapadas sexuales de los individuos que él llama hogar. Es interesante ver que esto probablemente nunca sucedería en el porno de realidad virtual actual, principalmente porque no hay suficiente vello púbico para que la historia sea viable. Las pulgas simplemente no tienen un hábitat en la industria para adultos de hoy.
La película también aborda las formas manipuladoras de varios miembros del clero. Principalmente el Padre Ambrose (interpretado de manera muy efectiva por el legendario Paul Thomas), quien usó su posición de autoridad para corromper a Belle a través de una amplia gama de perversiones sexuales. Hay incesto, parejas sexuales drogadas, actos consensuales cuestionables y sexo con el aterrador pene de 30 centímetros de John Holmes, que francamente no estoy seguro de que deba ser legal. Y, sin embargo, el tono de la película y la narración son tan tontos y juguetones que aún pasa por una comedia sexual.
Tal vez esto sea lo más interesante de La autobiografía de una pulga; aunque sigue siendo porno, y está contada de manera desenfadada, y -seamos honestos- un par de escenas no son particularmente buenas, sigue siendo una historia oscura que rezuma desprecio por los regímenes aristocráticos y religiosos que incuestionablemente gobernaron esa era, y sus ideales aún se aplican a muchos estándares en la sociedad actual. La pornografía puede ser el tabú obvio que se rompe con esta novela y su adaptación cinematográfica, pero la crítica hacia las personas en la cima de la cadena alimentaria y su abuso de poder es atemporal.
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