Los problemas que se ven una y otra vez en los juguetes sexuales

No estoy exactamente seguro de cuándo ni cómo empezó todo, pero de lo que sí estoy seguro es de mi buena suerte de tener la oportunidad de revisar muchos de los juguetes sexuales de última generación actuales.

Aunque reviso todos los tipos diferentes de juguetes, noto los mismos problemas clave una y otra vez.

Creo que estos problemas podrían potencialmente frenar a toda la industria de la tecnología sexual, e incluso podrían evitar que se convierta en la tecnología sexual positiva y transformadora que el mundo necesita desesperadamente.

Cuida tu idioma

Los problemas comienzan con cómo se describen y comercializan los juguetes sexuales.

La industria de la tecnología sexual debería estar a la vanguardia en lo que respecta a sexualidad y género. Sin embargo, en general esto no es así. La mayoría de las empresas utilizan un marketing extremadamente sexista, lo que crea una experiencia excluyente para los compradores queer.

Para ser justos, un puñado de empresas están dejando de lado «masculino» o «femenino» en favor de un lenguaje menos sexista y, en ocasiones, hay una que va más allá en el respeto a la diversidad.

Pero por cada buen ejemplo, hay una mayoría que no recibió el memorando.

Control de calidad

La tecnología sexual conectada a Internet nunca ha sido más popular. Es muy probable que este aumento no disminuya pronto, incluso después de que el COVID sea un vago recuerdo.

Por lo tanto, es comprensible que la industria quiera centrarse en la interactividad del entretenimiento para adultos, los teledildonics de larga distancia, la integración de teléfonos inteligentes y todo el kit y kaboodle de tecnología sexual inteligente.

Desafortunadamente, lo que pensé que sería un proceso sencillo para hacer funcionar esta tecnología se convirtió en horas de frustración de golpear la frente contra el escritorio.

En un caso particular, tuve que llamar a la empresa y descubrí que su nuevo juguete no era compatible con la aplicación de la empresa como se anunciaba. ¿Peor aún? Más de la mitad de las funciones prometidas del dispositivo aún no estaban disponibles.

Idealmente, la tecnología sexual debería darse cuenta de que el control de calidad no termina con el hardware. Las cosas deberían funcionar de la forma más fluida posible desde el primer momento, incluso si eso significa que la producción debe ralentizarse.

Tú tienes el poder

Luego está la ineludible maraña de accesorios de carga que conlleva el entusiasmo por la tecnología sexual. Ya sabes: terminas con cajas y cajones llenos de cables y no tienes idea de qué dispositivo va con qué cable.

Es frustrante que la mayoría de los dispositivos sexuales utilicen cables magnéticos no intercambiables.

Miro a Europa en busca de esperanza, donde los legisladores abogan por un puerto de carga estándar obligatorio para todos los productos electrónicos de consumo.

Debería ser fácil ser ecológico

Finalmente, ya es hora de que la tecnología sexual haga todo lo posible por el medio ambiente al reducir activamente el desperdicio y el uso de energía.

Por ejemplo, aunque aprecio un buen embalaje y a menudo guardo mis juguetes en sus cajas originales, ¿por qué no puede haber un punto medio entre la apariencia y la sensibilidad medioambiental?

Es comprensible que una vez que se abre una caja, las empresas de tecnología sexual no acepten devoluciones por razones de salud y seguridad, pero ¿por qué no podemos tener un sistema para reciclar juguetes rotos o no utilizados?

Además, el desperdicio de juguetes sexuales es un problema especialmente preocupante. Los dispositivos suelen estar atascados con componentes electrónicos que no se pueden reciclar ni reutilizar de forma segura.

Es un placer

A pesar de todas mis críticas, quiero terminar diciendo que respeto y admiro la industria de la tecnología sexual, y no solo porque disfruto jugar con los vibrantes frutos de su trabajo.

Dejando de lado los problemas, a su manera, cada empresa nos está prestando un enorme servicio al desestigmatizar el placer físico, defender el amor propio, celebrar la experimentación y ayudar a facilitar debates muy necesarios sobre la sexualidad humana.

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