¿Qué sabemos realmente sobre las actitudes hacia los robots sexuales, su tecnología y desarrollo, y las cuestiones éticas que los rodean? Es frustrante que la investigación académica sobre robots sexuales generalmente no esté tan bien financiada como, por ejemplo, para las enfermedades más dañinas del mundo.
Durante la última década, se han realizado varios trabajos de investigación y estudios realizados por universidades y grupos de investigación para ayudar a comprender mejor las actitudes hacia los robots sexuales. Estos estudios, sin embargo, tienden a depender de que los participantes respondan preguntas hipotéticas en lugar de que los propietarios reales de robots sexuales brinden ideas.
Esto se debe a que, a pesar de la fascinación de los medios por los robots sexuales, siguen siendo una industria de nicho, sin estadísticas oficiales sobre cuántos se producen o se compran. También es comprensible que los propietarios de robots sexuales generalmente no estén dispuestos a hablar abiertamente con investigadores que usan batas de laboratorio sobre sus relaciones con sus pretendientes electrónicos.
Además, como ocurre con muchas investigaciones publicadas, los estudios sobre robots sexuales a menudo se centran en participantes estadounidenses, a pesar de que la industria de los robots sexuales tiene muchos defensores en otros continentes, particularmente en Asia.
Con estas advertencias, sigue siendo interesante ver cómo se pueden haber formado las actitudes hacia los robots sexuales en los últimos años, por lo que hemos recopilado diez estudios relacionados con robots sexuales que merecen su atención.
Contienen información sobre algunas de las cuestiones importantes que surgen del uso de robots sexuales, en torno a la ética, la lealtad, el compañerismo, los posibles usos terapéuticos, el sexismo y la soledad.
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