Un nuevo sistema de realidad aumentada de «novia virtual» ha causado recientemente un poco de revuelo en los blogs de tecnología.
Y toda esta atención ha estimulado una excelente discusión sobre los posibles problemas con el lenguaje del futuro del sexo. La tecnología en cuestión permite al usuario proyectar una imagen de la estrella pop japonesa Hatsune Miku en sus vidas a través de una combinación de gafas de video y el sensor de movimiento ASUS Xtion Pro. Este video no solo muestra la capacidad de esta tecnología, sino también algunas de las formas en que se vuelve problemática de inmediato. Observe la forma en que el creador demuestra la capacidad del avatar virtual para responder al tacto.
Un artículo de la revista Slate señala el problema con el término «novia virtual», una tecnología cada vez más popular, especialmente en Japón y Corea, cuando se usa para describir algo que no tiene la capacidad de responder realmente, sino simplemente reaccionar ante estímulos en patrones predecibles y programables. El autor termina recomendando una solución interesante:
En lugar de llamar a Hatsune Miku una «novia» de realidad aumentada, llamémosla por lo que es: un juguete. Los hombres que la descargan o la compran o lo que sea no están participando en relaciones, que involucran a dos personas, sino jugando con juguetes, como Legos o Barbies. Puedes golpear a un osito de peluche, si lo deseas; no se puede golpear a una mujer en la cabeza. Desafortunadamente, sospecho que es la incapacidad del consumidor para distinguir entre el amor y la propiedad lo que hace que Hatsune y los de su calaña sean tan populares.
¿Qué opinas?
¿Son los innovadores de alguna manera socialmente responsables de crear tecnologías que no perpetúen aún más el concepto de socios como propiedad?
¿Y puede la evolución de la sexualidad y la tecnología utilizar estas controvertidas realidades aumentadas para ayudarnos a explorar las raíces profundas de las relaciones humanas y comprender mejor la naturaleza misma del amor?
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