Un mercado de productos sextech usados ha suscitado un debate sobre por qué muchas personas son reacias a comprar juguetes sexuales de segunda mano, cuando la sostenibilidad es un tema tan global.
Los propietarios del sitio, Squeaky Clean Toys, hablaron con Motherboard sobre cómo llenar el nicho de juguetes sexuales de segunda mano en línea. El sitio se inauguró en el 2021 y permite intercambiar dispositivos sextech, siempre que estén bien limpios y esterilizados.
En declaraciones a Motherboard bajo el seudónimo de Lisa, una de las propietarias del sitio sugirió que la reutilización de productos sextech debería normalizarse, al igual que el reciclaje de aparatos electrónicos más «tradicionales».
«Más de la mitad de la población tiene juguetes sexuales, ¿te imaginas la montaña de ellos que hay sin usar? Aquí sólo estamos haciendo una pequeña cosa», dijo. «Pero cuando sientes que puedes hacer algo, ¿por qué no?».
Es un argumento de peso, sobre todo teniendo en cuenta el aumento de la conciencia medioambiental y de sostenibilidad entre el público en los últimos tiempos, además del auge de la industria sexotecnológica, que hace que cada vez se vendan más juguetes sexuales nuevos. Aunque es comprensible que haya cierto recelo a usar dispositivos sextech usados, los datos sobre higiene sugieren que suele estar fuera de lugar.
Un estudio afiliado a varias instituciones estadounidenses en el 2014, y destacado en el artículo de Motherboard, mostró que el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual (ITS) de un juguete sexual usado que había sido desinfectado adecuadamente era mínimo, si el dispositivo estaba hecho de material no poroso. En el caso de los fabricados con materiales porosos, el riesgo aumentaba ligeramente.
Los dispositivos que se comercializan en el sitio Squeaky Clean Toys se someten a un proceso de limpieza de tres pasos: se lavan con agua y jabón, se desinfectan con alcohol y se esterilizan hirviéndolos. El proceso debe documentarse con fotografías para que el producto pueda venderse.
Unas normas tan rigurosas como éstas deberían contribuir a aumentar la confianza en el comercio de productos sextech usados, así como a reconocer que no todos los juguetes sexuales se introducen en el cuerpo. Los propietarios de Squeaky Clean Toys, por ejemplo, mencionaron que en su sitio web se comercializan muchos dispositivos de «máquinas sexuales» con accesorios de penetración que pueden adquirirse por separado.
Los clientes que se adentran en el mercado de segunda mano podrían beneficiarse de estas ventajas, más allá de la sensación de sostenibilidad. Algunos aparatos de tecnología sexual cuestan más de 1.000 dólares, por lo que podría ser una forma de adquirir productos de primera calidad que normalmente no podrían permitirse.
Al parecer, Squeaky Clean Toys aún no ha alcanzado el punto de equilibrio, pero tiene 83.000 visitas al mes, por lo que parece suscitar cierto interés, aunque todavía no gane dinero.
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