Nuestro desarrollador experto, Sandi, ha estado investigando cómo la realidad virtual estéreo interactúa con el cerebro humano, centrándose en cómo percibimos la profundidad, la escala y la tridimensionalidad en entornos virtuales. Su análisis revela cómo el desplazamiento estéreo afecta directamente la forma en que el cerebro interpreta el tamaño y la distancia de los objetos en VR.
En la realidad virtual estéreo, cada ojo recibe una imagen ligeramente diferente, simulando la manera natural en que vemos el mundo real. El cerebro humano, al combinar estas dos imágenes, genera una sensación de profundidad tridimensional. Esta ilusión de espacio se basa en la separación estéreo (la distancia entre las dos lentes de la cámara), que simula el espacio entre nuestros ojos.
Uno de los efectos más llamativos es cómo los objetos cercanos a la cámara parecen mucho más grandes. Esto ocurre porque, al igual que en la visión real, el cerebro percibe una mayor separación entre las imágenes de cada ojo cuando el objeto está cerca, intensificando la sensación de proximidad y tamaño.
Por ejemplo, al grabar con una cámara Canon VR180 de doble lente ojo de pez, cuya separación de lentes es de 60 mm (casi igual al promedio del ojo humano), se logra una simulación precisa de la percepción humana. Sin embargo, esta separación también impone límites: no se puede alterar significativamente la escala de los objetos en posproducción sin romper la ilusión tridimensional, ya que el cerebro humano es muy sensible a inconsistencias en la estereopsis.
Incluso pequeños cambios, como ajustar el «desplazamiento horizontal» en un vídeo estéreo, pueden modificar cómo el cerebro interpreta el tamaño. Un valor negativo puede hacer que el sujeto parezca más lejano o pequeño, debido a cómo el cerebro procesa la diferencia de ángulos entre ambos ojos.
En resumen, la realidad virtual estéreo no solo muestra imágenes en 3D; activa procesos complejos en el cerebro humano que reconstruyen un espacio visual completo. Comprender esta relación entre tecnología y percepción es clave para mejorar la autenticidad y el impacto de las experiencias inmersivas en VR.
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